Aunque los profesionales aseguran que es necesario que nuestros hijos no estén expuestos a pantallas durante los primeros años de vida, es cierto que a partir de cierta edad es casi inevitable aislarlos del mundo tecnológico. Es más, muchos padres llegan a la conclusión de que no quieren que sus hijos queden atrás en esta realidad en la que la tecnología es parte esencial. ¿Es posible hacer un uso adecuado y responsable? Lo es. Hoy te damos algunos consejos para que tu hijo pueda aprovechar estos recursos de una forma controlada.

Crear un plan de consumo

Una de las partes más importantes a la hora del consumo mediático es encajar este uso dentro de los valores y estilo de crianza. Para ello, es importante hacer un consumo reflexivo, escogiendo programas, analizando contenidos y limitando tiempo. Si se realiza un consumo sin ningún tipo de plan o estrategia, podríamos derivar en un consumo inadecuado que, además, reemplazara actividades importantes en la vida de nuestros hijos como la interacción con otras personas o el tiempo que pasamos en familia, así como el juego al aire libre, ejercicio etc. Por este motivo, sentémonos y pensemos en horarios, programas, aplicaciones y límites, veremos que son esenciales.

El mundo tecnológico formará parte de la vida de su hijo

Lo queramos o no, el mundo tecnológico formará parte de la vida de nuestro hijo. Esto nos da una primera clave de cómo afrontar todo esto: tratar el mundo digital y tecnológico como lo harías con cualquier otro entorno de la vida de tu hijo.

Para ello, es importante establecer las mismas pautas de crianza, por ejemplo, estableciendo límites. Debes conocer a los amigos de tus hijos fuera de casa, pero también en línea. Además, es determinante conocer el mundo online en el que viven: plataformas, software, app etc. La finalidad es saber qué hacen cuando están en línea, igual que debemos saber qué hacen cuando están en el parque o en casa de un amigo.

Fijar límites es sano

Los límites no sólo son importantes, es que son necesarios. Los niños los esperan de alguna forma; y es que no pueden vivir sin normas. En el uso de la tecnología, igual que haríamos con otras actividades, hay que marcar límites razonables. Esto, además, hay que reforzarlo con alternativas.

El juego no estructurado fuera del mundo digital va a estimular enormemente su creatividad. Por tanto, es esencial que el tiempo que no pasen jugando online o viendo la tele, lo inviertan en otro tipo de actividades como el juego al aire libre o con otros niños.

Acompañarle en su uso

Ver una pantalla no debe ser una actividad solitaria. Es más, si vemos la televisión con ellos, participaremos en esa actividad y podríamos, incluso, estrechar y reforzar lazos ¿por qué? Porque a los niños les gusta comentar. Les encanta que formemos parte de su vida. Así, no sólo os animamos a ver las mismas series que ven ellos, también a jugar a su videojuego favorito. Esto último, además, nos puede permitir mostrarles la importancia de un espíritu deportivo, saber perder así como las normas de juego y el respeto a los turnos.

No debemos limitarnos a supervisar el tiempo que pasan en línea o delante de la televisión. Tenemos que participar con ellos. Esta será la mejor manera de saber qué hacen y cómo aprovechan el tiempo.

Somos ejemplo

En absolutamente todo somos el mejor ejemplo para nuestros hijos. Si usamos las tecnologías, que sea de una forma responsable. Si mantenemos debates online y los comentamos en casa, que sean un ejemplo de amabilidad y buenos modales. Pongamos, además, límite a nuestro uso mediático. De nada servirá que limitemos el uso de los niños si luego nosotros estamos pegado a nuestros móviles o tablets.

Uso de la tecnología por los más jóvenes

Los profesionales de la salud aseguran que no es bueno que los niños menores de 24 meses tengan contacto con pantallas, a excepción de las videollamadas. En el caso de los niños mayores de 24 meses, podemos incluir algunos programas, siempre adaptados a su edad, y verlos con ellos. Los peques son muy receptivos a nuestras reacciones y también disfrutan dándonos las suyas.

En la edad preescolar, de 2 a 5 años, es mejor limitar el uso de la televisión y programas a una hora al día. También con nosotros para poder mantener esa interacción con ellos. Además, ten en cuenta que los peques aprenden más de las experiencias reales que de lo que ven en las pantallas. Esto significa que si hemos visto un programa en el que nos hablan del número 1, será mucho más efectivo que luego, sin la televisión encendida, repitas tú ese concepto para que lo asimile del todo.

Limitar la tecnología a tiempo y espacio

Crear zonas libres de tecnología es bueno. También momentos. Por ejemplo, es recomendable que las comidas y cenas familiares sean sin tecnología ni pantallas. Por un lado, los niños más pequeños pueden experimentar dificultades a la hora de comer. Por otro, se crearían hábitos poco saludables en cuanto a la alimentación. Asimismo, podemos ver estas reuniones familiares como momentos de diálogo y comunicación de los que no deberíamos prescindir.

En la medida de lo posible, las habitaciones infantiles también deberían ser lugares sin estos aparatos. El descanso es el descanso. Conciliar el sueño puede hacerse con libros y cuentos. Intentemos que los aparatos electrónicos se carguen fuera durante la noche para que los niños no tengan la tentación de jugar o encenderlos.

Nos ha encantado la idea de que los peques puedan crear esquemas de medición como horarios que les ayuden a saber en qué horas pueden usar sus dispositivos tecnológicos. ¿Has visto qué genial es la herramienta de organizadores gráficos de Canva?

La tecnología no es un pacificador emocional

¿Cuántas veces hemos visto a padres, madres, abuelos y abuelas dar tablets o móviles para calmar a un niño? Quizá no sea la forma más adecuada; y es que volcar en esta tecnología el poder de pacificar las emociones evita que nuestros pequeños puedan aprender a controlarse de otra manera. Es necesario que enseñemos a nuestros hijos a identificar y controlar sus emociones de manera que puedan controlarlas ellos. Podemos calmarlos de muchas formas, desde fomentar el diálogo hasta controlar la respiración. No dejemos que las pantallas sean la única forma de calmarlos.

App para control de tecnología en niños

Todo esto que comentamos podemos hacerlo por nosotros mismos. No obstante, hay programas y app muy interesantes que nos pueden ayudar. Por ejemplo, tenemos Qustodio, que es una herramienta que nos ayuda, entre otros, a filtra rel contenido y app que nuestros hijos tienen en línea.

Con esta herramienta bloquearemos automáticamente aplicaciones y juegos, así como páginas inapropiadas. Pero no sólo eso, también nos ayuda a monitorizar la actividad que tienen nuestros hijos, visualizando de forma sencilla y en tiempo real el historial de navegación de los niños, establece límites de tiempo o en el caso de aquellos niños que ya cuenten con dispositivos móviles los localiza en un mapa.

La educación como mejor arma

No queremos que nuestros hijos tengan malas experiencias con la tecnología. Por este motivo, es importante que seamos nosotros los que les advirtamos sobre la importancia de la privacidad y cuáles son los peligros del mundo online, como los depredadores o prácticas como el “sexteo”. Para ello, debemos informarnos nosotros para poder informarles a ellos.

Es importante incidir en la idea de que una vez que se comparte algo con otros, ya no podremos borrarlo o deshacernos de ello por completo. También es importante advertirles sobre los depredadores sexuales y advertirles de que suelen usar redes sociales, correos electrónicos e incluso juegos en línea.

Empatía ante los errores

Los niños son niños y al igual que los adultos cometerán errores. No sabemos cuál es la forma de evitarlos al 100%, pero sí sabemos que tener una comunicación fluida con ellos es un buen paso. Además, frente a los errores, la mejor respuesta es la empática, siempre.