La escuela Montessori es una de las escuelas que más interesan a los padres actuales. No es de extrañar; y es que, entre otras cosas, fomentan el crecimiento de individuos autónomos. Hablar de Montessori es hablar de métodos de enseñanza, pero además, también es hablar de decoración y arquitectura. Hoy lo dejamos un poco más claro con esta guardería. Un jardín de infancia Montessori que fue construido en Taipei y que nos ha parecido de lo más interesante.
Una idea y un desarrollo
Los dueños de este jardín de infancia en Taipei tenían claro que su objetivo era crear un espacio en el que todos los niños pudieran desarrollarse independientemente, algo que casa a la perfección con la escuela Montessori. No obstante, la firma de diseño a la que se encargó este trabajo, Jjstudio, decidió revertir cualquier preconcepción de cómo podía verse el espacio final. Preferían estudiar bien el diseño y, ante todo, sorprender. Eso sí, basándose en diferentes estudios que pudieran perfilar un poco mejor las líneas del proyecto.
De esta forma, la investigación de Jjstudio mostraría que los jardines de infancia de la ciudad habían recurrido, en su mayoría, a los colores para delimitar las diferentes áreas destinadas a los niños. El estudio de diseño decidió eliminar o quitar saturación en cuanto a colores se refiere. Su objetivo era claro, transmitir la idea de pertenencia en todo el recinto mediante el uso de materiales diferentes. No es que no encontremos toques de color, pero esa independencia que tanto ansiaba su cliente, se conseguiría mediante el uso de materiales concretos.
Materiales de gran calidad
Los materiales que se usaron para conseguir el objetivo fueron de gran calidad. Por ejemplo, en el suelo se usaba una especie de goma blanda. Este material lograría que los niños pudieran actuar con mayor confianza, explorando sin problema alguno todos sus alrededores. Sin límite y sin miedo.
También dieron prioridad a la iluminación natural. Para ello, crearon grandes ventanales desde el suelo hasta el techo. Una potente fuente de iluminación que, además, aumentaban la sensación de amplitud. El pequeño, al tener esas ventanas cerca, se vería más libre y más rodeado del mundo que nunca.
La madera, además, también es un material que aparecerá muchísimo en todas las áreas de la guardería. No es de extrañar; y es que, si lo pensamos, en Montessori se potencia el uso de materiales naturales que no sean nocivos para nuestros hijos. No sólo en suelos y paredes, también en juguetes o incluso en mesas y sillas en las que pasarán tanto tiempo sentados.
La disposición del espacio
Además de los materiales y elementos estructurales comentados anteriormente, el estudio de diseño también se enfrentó al reto de la disposición del espacio. Se dieron cuenta de que la mejor solución era separar ciertas zonas como la cocina, la sala de descanso y los baños por un lado, mientras que por otro quedaba la gran sala de juego.
El área de juego es una enorme zona común en la que los niños de diferentes edades pueden interactuar sin limitación alguna.
Con esta solución en el espacio, se consigue diferenciar las partes más “serias” de las zonas de ocio. Así, los pequeños, ya a edad temprana, serán capaces de diferenciar física y mentalmente dos ámbitos tan importantes; y es que hay que tener en cuenta que el mundo de los niños es así de simple.
Sin duda estamos ante uno de esos trabajos que son realmente inspiradores. Quizá no tengamos una guardería en casa, pero sí podemos inspirarnos en el interior de este precioso espacio Montessori.
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