El espíritu aventurero suele ser una característica habitual en los niños, les apasiona explorar, descubrir, ponerse al límite con mil juegos y aventuras. Es por eso que a la mayoría les encantan los rocódromos una vez los descubren. Siempre que utilicemos medidas de seguridad, las madres también disfrutaremos al verlos tan felices. Hoy vamos un paso más allá: ¿qué os parecería instalar un pequeño rocódromo en la habitación de los niños? En el dormitorio que compartimos hoy así lo han hecho. Parece una locura, pero aquí tienes un ejemplo de que es posible.
La madre planificó la decoración del cuarto inspirándose en un eje central tan interesante como es «disfrutar del aire libre», lo que supone un reto ya que la habitación tiene que simbolizar que es un espacio exterior rodeado de naturaleza. Siguiendo esta línea el rocódromo es un conjunto de montañas que escalar, elaborado en madera contrachapada fijada a la pared, a la que además se han dibujado y pintando las diferentes montañas y se han añadido los topes para escalar.
Una habitación que, sin duda, no deja indiferente a ningún niño. Y un último dato curioso, en este caso la idea surgió al separar a unos hermanos mellizos de cuarto; los padres creyeron que era importante que empezaran a independizarse el uno del otro coincidiendo con la entrada en la etapa escolar, donde cada uno iría a una clase distinta. Uno de ellos, la niña, llevó muy bien la idea de tener un espacio propio, mientras que el niño se sintió muy triste al dejar de compartir habitación con su hermana. Por esta razón, como incentivo y motivación, la madre creó este cuarto tan original para él en el que se lo pasará en grande ya sea jugando solo o invitando a su hermana o a algunos amiguitos. No cabe duda: ¡la diversión está asegurada!