Hoy os traemos algo muy pero que muy interesante. Un dormitorio infantil con tintes Bohochic. Porque sí, porque los peques también se merecen lugares llenos de estilo. Así, Anna Malmberg, fotógrafa independiente afincada en Estocolmo, nos muestra el dormitorio de su hijo. Un lugar mágico que nos ha enamorado por completo. Un rincón al que no le falta absolutamente de nada para ser el perfecto ejemplo de dormitorio infantil Bohochic.

Un dormitorio lleno de estilo

Lo más interesante de este dormitorio es la perfecta combinación que se realiza entre el boho chic y el estilo vintage. Podemos decir que no es una habitación estándar para niño, ni mucho menos. Se aleja por completo de las típicas habitaciones en tonos pastel y decoración delicada.

En ella hay espacio para todo. Podemos encontrar muñecas o juguetes modernos, pero también encontramos muebles antiguos restaurados. Piezas únicas que convierten en algo muy único este rincón infantil.

Colores y texturas

El empleo de los colores y las texturas es lo que po

dríamos esperar de un ambiente boho. Encontramos una mezcla realmente interesante, tanto en tejidos como estampados. En ningún momento desentona, ni muchísimo menos. Se ven francamente bien juntos.

Diferentes patrones y colores para textiles. Colores cálidos y tonos que nos recuerdan a la naturaleza; y es que no hay que olvidar que este estilo decorativo está muy vinculado con ella. Algo que también encontramos en los ambientes vintage, con el uso de la madera contrastando con todo este colorido de texturas desgastadas.

Además, recordemos que los contrastes en colores no se hacen únicamente con el textil. Aquí, en esta habitación, también observamos ese contraste a través de los accesorios de decoración y los colores de los muebles.

Mezcla de objetos

Como comentábamos uno de los fuertes de esta estancia es el contraste entre objetos. Observamos juguetes y sillas de piano vintage que combinan con un estante para exhibir los objetos pequeños del niño.

El alma de todo ambiente bohemio se encuentra en elementos decorativos que parecen salidos de otros países y lugares. Mezcla de objetos de distintas culturas y estilos. Así, podemos ver atrapasueños, guirnaldas de luces con cierto carácter otoñal o una simple caja de madera, que parece sacada de un viejo almacén de campo, que sirve a modo de mesita de noche para que el peque pueda guardar y almacenar sus pequeños tesoros.

Más detalles en esta habitación

Las plantas hacen su aparición, y no es algo que deba sorprendernos, pues lo cierto es que en cualquier entorno boho, las plantas siempre están. Es cierto que se usan más flores, no obstante, el verde siempre es bienvenido en un ambiente en el que los colores son más bien apagados, aunque tengamos mucha variedad en los tonos. Ese verde da vida, luz y alegría.

Destacamos también el espacio perfecto para leer; y es que nos ha quedado claro que los doseles son siempre un acierto para crear rincones de este tipo. Un dosel gris, sencillo, al que se le añaden cojines de diferentes estampados. Un lugar divertido en el que el pequeño puede descubrir nuevos mundos y soñar.

Para terminar, otro de los rincones más bonitos de la habitación. Una pizarra. Seguro que cualquier niño querría tener una de estas en casa. Una pizarra que, además, nos recuerda a las de antes, a las de los colegios de nuestros padres.

Este detalle llama mucho la atención, pues entre colores y equilibrio decorativo, encontramos un elemento duro, más bien rudo, alejado del mundo aniñado que intentamos recrear. Se trata de unos guantes de cuero que, aunque no son propios de un niño, dan una pincelada muy vintage a este espacio.

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