Que las habitaciones infantiles blancas son las grandes favoritas a día de hoy, no es ninguna sorpresa. Los colores claros en muebles, paredes y suelos, nos permiten jugar mucho más con colores vivos en otros elementos como los textiles o los pequeños detalles. Ahora bien, usar el blanco no implica no meter pinceladas de madera. La madera, en su estado más natural, puede ser un excelente recurso para hacer las habitaciones infantiles mucho más acogedoras. Para muestra, esta preciosa habitación infantil con toques amaderados.

Un armario con dos tonalidades

Hemos visto muchos ejemplos de armarios infantiles y juveniles. Los armarios lisos, de obra y hasta el techo, son una buena opción de almacenaje. En blanco, las puertas se pueden fundir con las paredes, creando así una sensación de continuidad que nos gusta. No obstante, también podemos usar recursos como el de este armario. Reservar la parte inferior para añadir madera en su estado más puro. Un contraste precioso que resta frialdad al blanco.

Una cama a doble altura

Nos encanta el recurso usado en la zona de la cama. Podría encajar perfectamente en la filosofía Montessori, ya que es una cama que es accesible a los peques y consigue que sean autónomos. No obstante, lo que más nos gusta es esa doble altura a base de madera. Una opción para crear almacenaje extra que, además, contrasta enormemente con el resto de colores de la habitación, tan blancos y neutros.

Grises, blancos y madera

La parte de la ventana es quizá la más atractiva de toda la habitación. El gris claro contrasta con el marco negro y el blanco del suelo y de los muebles. Además, la doble altura a base de madera natural se extiende hasta este rincón para poder crear, así, un espacio de lectura y juego.

Imágenes vía: vk