Hoy os hablamos de una de esas marcas que nos roban el corazón nada más descubrirlas. Se trata de Kilima, una firma vasca formada por dos hermanas, Oihana y Ekiñe, que se han vuelto bastante conocidas en el mundo de los juguetes infantiles por sus carritos infantiles de estilo retro. Carritos a todo color y con muchísima personalidad que están ideados única y exclusivamente para que los más pequeños puedan disfrutar jugando, eso sí, con mucho estilo.

Productos handmade

¿Por qué nos gustan los carritos de Kilima? Por muchos motivos, pero sobre todo porque están hechos a mano directamente en el País Vasco. Además, en el proceso de creación se usan técnicas artesanales tradicionales, eso sí, renovando el estilo con nuevos colores muy pero que muy vibrantes; y es que a estas dos hermanas les apasionan los colores alegres, su combinación, los diseños y las telas de calidad.

Inspiración en lo retro

Tenían desde el principio la idea de crear un producto original y novedosos. Tenían claro, además, que no querían sacar al mercado algo que ya existiera. Así pues, un día, compraron un cochecito antiguo, observaron su diseño y pensaron que podría ser una pieza increíble para que todos los niños, sin importar si eran niños o niñas, jugaran con él.

Unos cochecitos de paseo diseñados y fabricados en España e inspirados en los años 70, eso sí, con mayor carácter y personalidad y una calidad indiscutible.

Estos carros están pensados para que los peques puedan usarlo como ellos quieran. Podrán pasear a sus muñecos o quizá transportar todo tipo de tesoros, desde piedras hasta flores. Es decir, que es una pieza que se presta a que la imaginación desbordante de los niños pueda hacer de ellos lo que quiera.

Hay que señalar que la tela de estos cochecitos, todos ellos diferentes, es impermeable y se puede plegar. Es algo que nos gusta, pues ya sabemos que el juego puede ser un poco sucio. Además, el chasis es realmente resistente y las ruedas son iguales que las de un carrito de bebé de verdad, aunque en esta ocasión con un tamaño más reducido. La idea es, por tanto, que sea un juguete para niños que por su calidad y diseño pueda pasar de generación en generación, y es que de nada sirve crear juguetes bonitos si no pude resistir el trote de los niños.