Hoy os traemos una preciosa habitación infantil de Barbara Chapartegui. Un ejemplo de cómo podemos crear un espacio compartido en familias numerosas manteniendo la privacidad de cada uno de los peques. Se trata de un dormitorio infantil de lo más encantador que, además de jugar con diferentes alturas, utiliza una serie de elementos estéticos que nos han enamorado.

Jugar con las alturas

Una de las cosas más importantes a la hora de tener una habitación compartida por 3 niños es jugar con el espacio. En este proyecto se hace, y se hace francamente bien. Aprovechando la altura del techo se crea una estructura superior en la que se acomoda una de las tres camas. En la parte inferior se alojan las otras dos, dejando espacio suficiente para estar separadas y para que cada niño tenga su pequeña parcelita de intimidad.

Nos encanta el roble usado en las tres camas, tanto en las inferiores como en la estructura superior y en la escalera y mesitas. Un roble que da luz y que contrasta enormemente con el papel pintado que se ha escogido para dar profundidad a la estancia.

La barandilla en camas elevadas es imprescindible para evitar caídas. Además, la escalera, en este caso, se centra en la cama para poder tener un acceso sencillo desde la parte inferior.

El papel pintado infantil

Ya sabéis que somos unas enamoradas del papel pintado infantil. En este caso, el proyecto es para una habitación para tres hermanos de diferentes edades, por lo que se debe intentar colocar un papel pintado que sea del agrado de todos. Nos parece una excelente elección este modelo con divertidos colores con dibujos de cactus grandes de Jo Malone Fabrics.

Está colocado únicamente al fondo de la habitación y en el lateral de la parte de la ventana. De esta forma, la estancia no queda recargada, ya que el resto de paredes están decoradas con un papel vinílico neutro que quita peso decorativo y deja fluir la luz que entra por la ventana.

Juego de textiles

El resto de color de la estancia está en sintonía con ese papel pintado, es la suerte de escoger un modelo que mezcle tantas tonalidades. Aún así, no se abarrota la escena. Por ejemplo, los cabeceros de las camas, así como sus fundas, son de color azul agua, fresco y luminoso.

El resto de la ropa de cama es blanca, aunque los cojines juegan con un patrón geométrico con fondo blanco y líneas rosa.

Este rosa también es protagonista en otros elementos como los puffs a pies de la cama, en los que, además, se incluyen borlas con otras tonalidades presentes en el papel pintado.

La gran alfombra y el estor blanco añaden luminosidad, además, como comentábamos, la madera en este tono, que también es apreciable en el suelo, es una excelente compañera para una habitación multicolor que en ningún momento satura a la vista.

Sin duda un excelente trabajo. Un perfecto ejemplo de aprovechamiento de espacio y de uso del color en estancias compartidas.