Sí, los niños de antes sí sabían jugar. Y no, no nos equivoquemos, no me refiero a los niños de nuestra generación o de la generación de nuestros hermanos mayores. Me refiero a los niños de la generación de nuestros abuelos, quizá la de nuestros padres. Generaciones que no tenían tecnología abrumadora, de esa que te deja con la boca abierta y te hace pestañear fuertemente. Su diversión era mucho más DIY, como nos gusta llamar a las cosas que uno hace con sus propias manos. Para muestra un botón.
Los niños de antes jugaban en grupo
Los niños de antes sabían disfrutar en grupo. No importaba el momento ni el lugar. Un buen grupo de amigos era más que suficiente para hacer castillos humanos, rodear una fuente rota en un caluroso día de verano o incluso poner a prueba la resistencia de esos columpios del parque. Así eran los niños de antes, capaces de crear una unión sin necesidad de jugar online. Cara a cara, codo con codo, herida con herida y tirita con tirita.
Los niños de antes eran acróbatas
Tanto miedo que nos da que nuestros hijos puedan hacerse daño, cuando lo cierto es que, los niños de antes, eran de plástico. Auténticos trapecistas y acróbatas que sabían escalar y colgarse de cualquier rama. Los niños de antes hacían el pino como nadie, y si tenían que hacer una carrera, dejaban a un lado sus pesados pies para volar sobre viejas y grandes pelotas. Los niños de antes no tenían miedo a las caídas, pues las caídas se curan.
Usaban el suelo como un gran tablero
No necesitaban gastar grandes sumas de dinero en juegos de mesa. No. Los niños de antes tan sólo tenían una tiza en el bolsillo, y con eso, lo tenían todo. Podían crear un tablero enorme para hacer carreras, para dibujar o simplemente para jugar a las canicas. Cualquier ciudad del mundo contaba con una calle en la que poder dibujar y dejar volar su imaginación.
Tenían una imaginación desbordante
Y no es que ahora, nuestros hijos, no la tengan. Los pequeños siempre son imaginativos. Pero lo cierto es que cuando tienes pocas cosas para divertirte (cosas materiales), la imaginación siempre termina por desarrollarse más. Así, jugaban con caracoles haciendo grandes carreras, creaban historias en su mente en las que debían salvar el mundo o incluso una noche de lluvia les daba lo necesario para soñar con historias de piratas y corsarios.
Y no tenían miedo a la soledad
No, no la tenían; y es que los niños de antes sabían divertirse en grupo, pero también solos. Así, un baile improvisado delante de los muñecos o disfrutar de la lectura de un comic, eran pasatiempos de lo más inspiradores para cualquier niño. Sí, definitivamente estos niños de antes sí sabían cómo divertirse.