Una vez que nació su hija (en Irlanda del Norte), allá en ese rincón del mundo Alicia buscó y buscó la forma de criarla a su manera, aún tan lejos de sus raíces. Y descubrió un (maravilloso) recurso: que podría acercase (y también a su niña) a través de las texturas, de las formas, de los olores que, de algún modo preciso y directo, le recordaban su infancia (el perfume de sus muñecas, la trama de sus jerséis).
Es que Alicia fue una ciudadana del mundo antes de siquiera saberlo, y en todo el sentido de ese concepto. Nació en Boston, EE.UU, de madre venezolana y padre argentino y entre esas tres latitudes transcurrió su vida. Así, a medias entre una y otra cultura (aunque se sienta más latina, cuenta) se le fue ocurriendo Little Citizens, que además de hablarle a los (pequeños) ciudadanos del mundo también remite a ese enorme horizonte de fronteras difusas y ventanas abiertas que es la web.
Little Citizens, la tienda (en su versión online y en su pequeño rincón del mundo, en el segundo piso de un edificio antiguo, con vista al mar y “romántico, al estilo irlandés”, dirá Alicia) comparte ese entusiasmo por descubrir a pequeños productores, artesanos y diseñadores que ponen todo su amor, buen gusto y saberes al servicio de los productos para niños. Y todo tipo de productos: juguetes, juegos, indumentaria y accesorios que buscan recuperar esa creatividad innata de los niños, esa capacidad de sorpresa permanente. Alicia busca, por este mundo enorme, aquellos diseños inolvidables, útiles, hermosos, únicos. Que aunque cuesten un poco más, reflexiona Alicia, tienen un valor anclado en lo entrañable, en lo hecho a mano, que resisten el paso del tiempo y se quedan en el recuerdo.
Alicia elige (y elige bien), con un sexto sentido de niña y cazadora de belleza. Como el almohadón con carita de bebé de Nathalie Lete; los móviles de Tom Schamp; el perrito hecho por ¡Yoshitomo Nara!; las figuritas de Pipi Longstocking; las prendas de Peas & Queues o los maravillosos diseños (y la calidad) de la propuesta de Aymara, directo desde Perú. En fin, la lista es infinita, porque hay una cantidad de cosas fantásticas (de todos sitios: Francia, Sudamérica, Suecia, Canadá, Hong Kong, Inglaterra, Indonesia…). Que son especiales y, termina Alicia, buscan transmitir una idea: la de comprar menos, de acabar con el exceso y elegir, a cambio, cosas de mayor calidad, que luego de cumplida su misión terminen convirtiéndose en regalo para otros. O en un tesoro para siempre.
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(Post escrito por Luciana de Emma & Rob)