Los dormitorios no siempre cuentan con el espacio que nos gustaría. En el caso de las habitaciones infantiles también pasa lo mismo. Afortunadamente hay soluciones que pueden contentar a todos. Sí, un dormitorio infantil debe ser un lugar de descanso, pero también puede convertirse en un lugar de juegos. Todo en la misma habitación y optimizando al máximo el espacio. Esta preciosa habitación es un gran ejemplo de ello.
Una cama que se convierte en sofá
Para empezar, nos fijamos en que así, a priori, la habitación parece más una zona de juegos que un dormitorio. Esto se consigue con esa cama que parece un sofá. Una cama que cuenta con una estructura baja, tipo sofá, y un montón de cojines que alejan su apariencia a la de una simple cama.
Su posición, a lo largo de la pared, no es propia tampoco de una cama, por eso la sensación de sala de estar o sala de juegos es mayor. Además, el conjunto se refuerza con una bonita mesa auxiliar en el centro, como la típica mesa de café, así como una mesa lateral, una mesita de noche, en realidad, que queda colocada también de una forma completamente atípica.
Una zona para el juego en el centro
Al disponer la habitación de esta forma, creamos un espacio en el centro perfectamente aprovechable. La alfombra resguardará a nuestros hijos del frío. Para completar, nos tenemos que fijar en la preciosa sucesión de estanterías con forma de casita. Unas estanterías abiertas y cerradas que simulan las siluetas de grandes rascacielos y que dan un aire muy divertido a esta habitación infantil. El lugar perfecto para guardar los juguetes cuando no se usan y sacarlos cuando el niño quiera disfrutar de sus horas de juego.
Colores encantadores para una habitación encantadora
La habitación es funcional y bonita, pero, además, no podemos negar que la elección de los materiales, colores y texturas es todo un acierto. Todos, tanto unos como otros, dan esa sensación de espacio empolvado, con ese rosa que lo llena todo.
Terciopelo en la base y estructura de la cama-sofá así como en la alfombra que viste la parte central. Además, la elección del papel pintado también nos parece de lo más acertada, con un color claro pero visible que contrasta con los lunares, que añaden un toque brillante al conjunto.
Como nota discordante, el azul de una de las estanterías. Un azul que no hace más que avivar el resto de colores. Un azul que no desentona, aunque sea diferente y que, además, crea francamente bien. En el resto, textil y demás, mucho blanco y rosa combinado. Sin duda una habitación encantadora que, además, es de lo más funcional en estos tiempos que corren.
Imágenes vía:inmyroom