Nos vamos nuevamente a uno de los trabajos de Emily Henderson, un dormitorio situado en una buhardilla que nos ha parecido una fuente de inspiración maravillosa tanto por la disposición del mobiliario como por las paletas de color escogidas. Un lugar en el que podrán dormir todos los niños de la casa y que, además, cuenta con espacio extra para jugar.
La importancia de los tragaluces
Emily Henderson nos cuenta la importancia que en este proyecto tienen los tragaluces. Los cerramientos que se han usado (Velux) son ideales para dar una luz increíble a la estancia, aumentando así los metros de forma visual y creando un espacio iluminado para poder jugar.
Lo bueno de este tipo de techos abovedados es que estéticamente dan muchísimo juego, lo malo, es que hay que apostar por distribuciones muy claras en las que los muebles quedan pegados al perímetro al contar con menos altura en determinadas zonas.
Los tragaluces, además, cuentan con cortinas para oscurecer la habitación que son capaces de bloquear el 99% de la luz que entra. Además, hay sistemas que las controlan por control remoto o a través de una aplicación, algo que facilita enormemente las cosas.
Espacio para todos
Como comentábamos, esta habitación es un lugar para todos los niños de la casa, pero también para alojar a uno de los adultos cuando la situación lo requiere (esas malas noches que pasan todos los peques). Tenemos así un juego de camas individuales en forma de L en una de las esquinas, para poder salvar el desnivel del techo. Además, también hay una cama individual con un nido en la zona derecha para otro hijo y para alguno de los padres. Un diseño que optimiza enormemente el espacio y que permite una zona central perfecta para el juego.
Especial mención merece la zona de las camas en L. Un lugar en el que hay espacio para incorporar un pequeño mueble de unión que funcionará como mesita de noche y almacenaje de libros. Se incorporan, además, apliques para que puedan controlar su propia luz en los momento de lectura. Asimismo, estas dos camas cuentan con cajones de almacenaje para que puedan aprovechar al máximo el espacio.
El papel pintado
Una de las joyas de este diseño es, sin lugar a dudas, el papel pintado. Con la gran cantidad de luz que entra por los tragaluces, se podía arriesgar un poco en el diseño. Además, al incorporar muebles en blanco, esto se hacía más sencillo.
Con este colorido papel se da dinamismo al espacio. Su diseño se acopla a las características del techo para que parezca que está creciendo orgánicamente. Podemos verlo e imaginar una casa de árbol con muchos colores. Un toque muy especial que hace que la habitación infantil compartida se llene completamente de magia.
Es evidente que no cualquier papel pintado hubiera funcionado en un espacio con estas características. Tenemos un espacio pequeño que si se veía muy recargado podría empequeñecer aún más. Es un papel pintado con mucho poder visual, pero también tiene ese movimiento orgánico del que hablábamos que en realidad no impone demasiado contraste.
Una zona de lectura
Una de nuestras partes favoritas en esta preciosa habitación infantil compartida es la zona de lectura debajo de este precioso dosel. Se han agregado, además, estanterías verticales para que puedan incluir fácilmente sus libros de lectura y, al mismo tiempo, se pueda maximizar nuevamente el espacio de la pared.
Zona central
La zona central llama la atención por la preciosa alfombra que se ha escogido. Una alfombra con un patrón de color suave y acogedor. En ese lado de la habitación también podemos ver una cómoda y una esquina de arte en la que los peques pueden trabajar su creatividad.
Sin duda una habitación que nos enseña que todos juntos es una opción y que, además, puede ser una opción realmente estética.