Decorar en tonos blancos puede parecer fácil, pero sin embargo tiene su truco. El blanco es el color de la luz, de la bondad, pureza, inocencia… aunque su abuso o mal uso en decoración puede dar lugar a ambientes fríos, aislados o sin personalidad. ¿La clave? Introducir tonos y texturas que contrasten y rompan la uniformidad de la habitación. Personalmenete me

gusta la mezcla con tonos neutros como el beige, marfil, arena, nude,… aunque también el blanco combinado con un tono alegre queda perfecto en las habitaciones infantiles (verde,  azul,…). Y puestos a elegir, para un ambiente blanco pondría muebles y complementos vintage,…¡me encantan!

 

 

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