Nueva York, la capital del mundo, cuenta con un sinfín de viviendas que hacen las delicias de las amantes de la decoración como nosotras. Una ciudad donde no siempre se pueden conseguir viviendas de gran superficie, por lo que hay que buscar diferentes estrategias para maximizar la luz y el espacio. En el apartamento que traemos han optado por un look total white muy adecuado, con unas ventanas que dejan entrar la luz natural. ¡Cómo me gusta esa luz!
El uso del blanco como componente principal no significa necesariamente que el espacio sea soso cromáticamente. En este apartamento, las notas de color las aportan los detalles: pinturas colgadas con pinzas de ropa, una serie de libros infantiles o unos sencillos adornos sobre estanterías Ribba de IKEA.
El mobiliario también destaca sobre el color blanco. La pieza más reconocida es la mecedora RAR de Eames. En este caso tenemos dos: la roja, que combina con el resto de colores rojizos que predominan en una de las estancias; y la blanca, para niños, se mimetiza con las paredes y la cuna. Estos toques de distinción son los que aportan personalidad y originalidad al espacio, así que siempre es bueno detenerse a pensar bien los detalles. ¡Aquí tienes un poco de inspiración!
En este apartamento se ha optado por diferenciar las dos habitaciones cromáticamente. Una donde los detalles son azules, ya sea en los cuadros, las figuras o los juguetes; y otra más cálida, con rojos y naranjas. Sea como fuere, en ambas estancias juega un papel fundamental la luz, que siempre debe ser un factor diferencial y más aún en las habitaciones infantiles.
En definitiva, un ejemplo perfecto para darse cuenta de que la sencillez no tiene por qué ir de la mano con el aburrimiento. Aquí vemos unos espacios minimalistas cuyos toques de color son el contrapunto el ideal para crear habitaciones acogedoras y atractivas.